
A pesar de que no se sabe con seguridad si Trump se ha recuperado de la infección de SARS-CoV-2 o continúa infectado, lo único cierto es que ya está de nuevo en la Casa Blanca, y según su servicio de prensa, preparado para volver a ejercer de Comandante en Jefe
Aunque Donald Trump ha abandonado el hospital militar Walter Reed por su propio pie, y por tanto se ha dado el alta a sí mismo, se desconoce el verdadero estado en el que se encuentra y si finalmente ha superado la enfermedad.
Trump ha convertido su contagio en un acto más de su campaña electoral, no en vano el pasado sábado salió en un vehículo blindado a las proximidades del hospital donde se encontraba internado, para saludar a sus seguidores.
Después de haberse dado de alta, Donald Trump fue helitransportado por el Marine One hasta el 1600 de la Avenida Pensilvania, donde continuará su recuperación mientras atiende a sus funciones de presidente.
Un alta muy teatral, vía Twitter

Confirmando el showman que siempre ha sido, una vez que llegó a la Casa Blanca, y delante de los medios concentrados allí, el XLV presidente de los Estados Unidos teatralizó su recién recuperada salud, quitándose la mascarilla.
A pesar de que el secretismo se cierne sobre su diagnóstico actual, todo parece indicar que Donald Trump sigue infectado por el coronavirus, por lo cual, su gesto de volver a la Casa Blanca no deja de ser irresponsable e imprudente.
Como nos tiene acostumbrados, su salida del Walter Reid fue anunciada en la red social Twitter, donde avisaba, el pasado viernes, que abandonaría el complejo hospitalario a las 18:30 hora de Nueva York.
Sin conocer los detalles

Aunque el equipo médico de Donald Trump ha tenido que admitir a regañadientes que el presidente sigue infectado, nadie sabe cuáles serán sus rutinas en la Casa Blanca.
Nadie sabe a ciencia cierta si realizará cuarentena o seguirá trabajando codo con codo con sus colaboradores más cercanos, siendo ese extremo una auténtica incógnita.
La rueda de prensa que ha dado su equipo médico tampoco ha despejado casi ninguna de las incógnitas que rodean el caso, ya que tampoco ha sabido adivinar cuál será la evolución de Trump.
Lo cierto es que no parece que en el medio plazo pueda recuperar la normalidad ya que ha recibido un tratamiento muy agresivo para por lo menos evitar que la infección por SARS-CoV-2, en su caso de tipo experimental.
La clave, tal como ha compartido con los medios del doctor Conley consiste en que Trump supere el próximo fin de semana, pero ante la insistencia de cuál ha sido la última PCR que ha confirmado que el presidente sigue infectado, se ha cerrado en banda.
Por cuestión de imagen

Son muchos los analistas políticos que consideran que ante la gravedad de la infección por SARS-CoV-2, Trump debiera de haber seguido internado en hospital, aunque a partir de ahí comienza a actuar el personaje.
Trump, a pocas semanas de unas elecciones que se califican como cruciales, no puede dar la imagen de postración que da un enfermo que está internado en un hospital, y, como suele ser habitual en él, ante la adversidad se crece.
La falta de certidumbre sobre la salud de Trump la tiene la errática política de comunicación que está llevando a cabo la Casa Blanca, que no puede hablar libremente de la salud del presidente, sin internarse en un «campo minado».
El «paseo triunfal» que se dio en vehículo blindado para saludar a sus partidarios en el exterior del hospital, solo se entiende comprendiendo que Trump es ante todo un «animal mediático» que funciona a base de golpes de efecto.
Un tratamiento que impide hablar de recuperación

Aunque la comunicación de la Casa Blanca sobre la infección de SARS-CoV-2 de Donald Trump es todo menos clara, lo que si ofrece un veredicto indubitable es el tratamiento al que está siendo sometido.
Por lo que ha transcendido, el pasado viernes Trump tuvo fiebre, aunque desde su equipo médico no se ha informado de cuánto, y sigue siendo tratado con el medicamento Remdesivir.
También se ha sabido que la saturación de oxígeno de Trump fue, por dos veces, inferior al 95%, umbral bajo el cual es necesario tomar medidas, llegando inclusive a utilizar oxígeno artificial.
Afortunadamente, en ninguna de las dos ocasiones las «lecturas» fueron por debajo del 90%, una «línea roja» a partir de la cual es obligatorio el uso de oxígeno artificial e inclusive puede ser necesaria la ventilación mecánica.
Inclusive el sábado a Trump tuvieron que administrarle dexametasona, un medicamento que se utiliza cuando se produce la tormenta de citoquinas, esto es, una reacción inflamatoria exagerada de los pulmones que impide respirar.
A pesar de todas esas pruebas, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, afirmaba que el mandatario había tenido una recuperación increíble y estaba dispuesto para retomar el trabajo en cuanto volviese al 1600 de la Avenida Pensilvania.
Las últimas declaraciones de Meadows contrastan con el tono lúgubre con que se dirigió a los medios la pasada semana, donde enmendó la plana al equipo médico de Donald Trump, dejando traslucir que el constructor estaba todo menos bien de salud.
Seguir con el trabajo

Aunque ha seguido comunicándose con el orbe vía Twitter, el tono y la frecuencia de sus mensajes se han moderado el tiempo que ha estado en el hospital Walter Reed.
Estando en observación, Trump ha estado sometido a terapias muy agresivas: además de haber sido tratado con dexametasona y Remdesivir, también se le administró una dosis experimental de anticuerpos.
De cualquiera de las maneras, con la llegada a la Casa Blanca, el servicio de prensa del 1600 de la Avenida Pensilvania ha informado que Trump se apresta a seguir con el trabajo.
Paralelamente, prensa de la Casa Blanca ha publicado en las principales redes sociales vídeos del mandatario, que en poco tiempo se han hecho virales, en los cuales se muestra a un Trump con «punch» dispuesto a volver al día a día del centro de gobierno de la principal potencia mundial.
Aunque todavía no se ha aclarado si Trump volverá a los actos de campaña electoral, al menos la próxima semana será el vicepresidente Mike Pence el que participe en todos los mítines a lo largo y ancho del país.
Fuente – EL PAÍS
Imagen – Matt Johnson / Twitter / Laura LaRose / The White House / Krisitina Hernández / quapan