
La última reunión de los siete países más industrializados del mundo, denominados como G-7, ha culminado con el compromiso de ayudar, en la medida de lo posible, a que los países en vías de desarrollo y subdesarrollados puedan vacunar contra el SARS-CoV-2 a la mayor parte de su población
Con las actuales tasas de vacunación y las perspectivas de vacunación en los países desarrollados se puede afirmar que la pandemia de SARS-CoV-2 está en vías de solución.
Sin embargo, no sucede lo mismo en los países en vías de desarrollo ya que además de haberles llegado todavía pocas vacunas, las condiciones en que deben de ser almacenadas las mismas, presenta problemas.
Solo se podrá hablar de que se ha derrotado a la pandemia cuando más del 70% de la población mundial se encuentre vacunada, y para ello los países desarrollados deben donar masivamente vacunas.
El G-7 promete vacunas

En la reciente reunión del G-7 (los siete países más industrializados del mundo) que se ha celebrado en Reino Unido ha prometido, a los países en vías de desarrollo, donarles 1.000 millones de vacunas antes del 2022.
El encargado de anunciar la medida ha sido el anfitrión de la reunión, que no es otro que Boris Johnson, el premier británico que ha explicado el proyecto del G-7 en una rueda de prensa donde también ha tocado otros temas.
El método para la donación será tanto el mecanismo COVAX como la cesión de vacunas contra el SARS-CoV-2 de modo directo de cada uno de los países que forman parte del club de los más industrializados del Globo.
No dejar a nadie atrás

La donación de las vacunas para luchar contra el SARS-CoV-2 tiene como objetivo que todos los países del mundo puedan salir a la vez de la pandemia.
Por otro lado, dejar amplias zonas del Globo sin vacunación implica que en esas zonas se puedan seguir gestando nuevas variantes del virus, alguna de las cuales podría convertir a las vacunas en inoperantes.
Sin embargo, llegar a poder enviar las vacunas que la OMS considera necesarios para la inmunización total de los países en vías de desarrollo y subdesarrollados se puede convertir en una empresa mayúscula.
La Organización Mundial de la Salud considera que serían necesarias 11.000 millones de dosis para conseguir inmunizar a toda la población mundial, en un contexto en el cual los fabricantes de inmunización para el SARS-CoV-2 no está pudiendo fabricar las dosis prometidas.
Liberalización de las vacunas

Sería una de las soluciones para que fabricantes de vacunas de los cinco continentes pusiesen a funcionar toda la potencia de fabricación de vacunas.
Este planteamiento no prevé dejar sin los derechos de explotación a los laboratorios farmacéuticos que han desarrollado las vacunas, sino que se trataría de una liberación de patentes parcial.
Una vez domeñada la pandemia, sería el momento de volver a hacer vigentes los derechos de propiedad intelectual de las vacunas, de manera que los fabricantes pudiesen recuperar el dinero invertido en su desarrollo.
Ese camino aparece bloqueado después de que países como Reino Unido, Alemania se hayan negado a esa liberalización, a pesar de que uno de los principales partidarios de esa medida eran los Estados Unidos de América.
El premier británico, Boris Johnson ha aportado una solución alternativa: manteniendo los derechos de propiedad industrial de las vacunas, estas podrían empezar a ser fabricadas por una coalición de laboratorios de los cinco continentes.
Salida de la crisis y despegue económico

Es otro de los acuerdos a los que han llegado los primeros ministros de los siete países más industrializados del mundo.
Ese compromiso es ser los líderes de la esperada salida de la crisis, que en el contexto económico será imprimir un rápido y fuerte crecimiento económico que nos permita dejar atrás la crisis, tanto la sanitaria como la económica.
El compromiso es colaborar con todos aquellos países que tengan más problemas para volver a la senda del crecimiento económico, lo que pasa por aplicarse en diversos objetivos.
Para ello se debe potenciar la creación de empleo, inversión en infraestructuras, mejorar la inversión en I + D + i, apoyar a las personas y luchar contra la discriminación de cualquier tipo.
Reunión de sus equipos

A pesar de que este tipo de citas, tanto la del G-7 como la del G-20, suelen resumirse en una insulsa «foto de familia» donde aparecen retratados los líderes, el ritmo de trabajo de la convención ha sido frenético.
Los equipos de los primeros ministros de los siete países más industrializados del mundo han mantenido una incalculable cantidad de encuentros en los cuales han estudiado el detalle, y acordado, los puntos que estaban puestos sobre la mesa.
Al mismo tiempo, Joe Biden y su administración no podían haber tenido mejor escenario para teatralizar los nuevos aires que han llegado a la Casa Blanca.
Abandonando el aislacionismo que había imprimido Donald Trump, el país que gobernase Abraham Lincoln vuelve a mostrar su cara más unilateral, con una apertura al mundo y reforzando su presencia en los foros internacionales.
El país que gobiernan Joe Biden y Kamala Harris inicia una entusiasta participación en los foros internacionales, como es el caso del G-7, el G-20 o la reciente participación en la última cumbre de la OTAN.
En ese aspecto, la breve conversación entre Pedro Sánchez y Joe Biden ha traído como logro que el presidente español ha arrancado el compromiso que la próxima cumbre de la organización de defensa mutua se celebrará en Madrid.
Hacer frente a Pekín

Ha sido unos compromisos a los que se han llegado, y es hacer frente a una China que sigue expandiendo su influencia, hasta este momento bien es cierto que solo en el ámbito comercial.
Para mitigar uno de los proyectos estrella del país que gobierna Ji Xinping, la denominada Nueva Ruta de la Seda, el G-7 promueve un ambicioso plan de construcción de infraestructuras.
Dicho plan tendría un presupuesto de cuarenta billones de dólares, para la construcción de infraestructuras en los cinco continentes, construyendo desde línea de ferrocarril en África a infraestructuras de energía verde en Asia.
A pesar de la ofensiva contra China, los países del G-7 han decidido que ese tipo de políticas es compatible con no romper puentes con el país que una vez gobernó Mao Zedong.
Inclusive se plantea la cooperación con China en materias que afectan también a esa gran autocracia, como es el calentamiento global que amenaza con afectar a todos los países de mundo, en especial a los más industrializados.
Fuente – EL PAÍS
Imagen – A. Cafel / Oregon National Guard / Direct Relief / Martino Gian / Bob Dass / U.S. Embassy Jerusalem / Jerry Huddleston