
A pesar de que la muerte de Osama Ben Laden y la invasión de Afganistán en el 2001 dejó herida de muerte a Al Qaeda, en estos 20 años esa organización terrorista se ha reorganizado y optado por un sistema de franquicias para sus acciones terroristas. Paradójicamente el principal rival de Al Qaeda no es otro que el ISIS
Cuando Estados Unidos invadió Afganistán, además de deponer el régimen de los talibanes pretendió acabar con Al Qaeda de una vez por todas.
Cuando Estados Unidos hace enemigos los hace para siempre, y el país que presidía George W. Bush tomo como misión, proseguida por los presidentes posteriores, de acabar físicamente con Osama Ben Laden.
Eso se consiguió durante la presidencia de Barack Obama, cuando un comando SEAL, dirigido por la CIA, acabó con el millonario saudí y terrorista en una casa en Abbottabad, en Pakistán, en un distrito poblado por funcionarios y militares paquistaníes.
Una persecución que ahogó a Al Qaeda

Tras los atentados contra el Trade World Center y el Pentágono, todos los esfuerzos de espionaje y militares de los norteamericanos se orientaron a acabar con Al Qaeda, pagando el precio que fuese necesario.
Corría el año 2011, diez años después de los atentados que se saldaron con 3.000 víctimas, cuando la inteligencia norteamericana localizó a Osama Ben Laden en la localidad paquistaní de Abbotabbad.
Un comando de las fuerzas especiales de la marina norteamericana asaltó la casa en la cual residía, en un vecindario lleno de familias de funcionarios y militares paquistaníes, y Osama Ben Laden falleció durante el operativo.
En la casa donde falleció Ben Laden los SEAL recogieron una enorme cantidad de información y la conclusión de su análisis fue que Al Qaeda seguía, aunque con muchas dificultades, operando, llevando a cabo desde secuestros a atentados masivos.
En el radar de la CIA desde los años 90

Para cuando se producen los atentados contra el World Trade Center la CIA ya tenía a Al Qaeda bajo vigilancia.
Radicada la organización en Afganistán, después de que grupo terrorista tuviera que salir por piernas de Sudán, Osama Ben Laden, con la connivencia del gobierno talibán, había iniciado, por todo oriente, un proceso de proselitismo.
Lo que pretendía Al Qaeda era ser un banderín de enganche para todos los radicales islamistas susceptibles de convertirse en muyahidines y realizar la yihad – esto es, actos de terrorismo – contra occidente.
Sin embargo, aunque la invasión de Afganistán, después de los sangrientos atentados de los que ahora se cumple veinte años, afectó a la cúpula, que tuvo que huir del país que ahora gobierna Haibatulá Ajundzada, no afectó a su «marca».
Un Estado Mayor reconstruido

Tres de los más altos dirigentes – Abu Muhammad al Zayyat, Abu al Khayr y Saif al Adel – en manos de Irán fueron puestos en libertad en un canje de prisioneros en el cual los iraníes lograron la liberación de un diplomático iráni.
La liberación se produjo pocos meses antes de que Osama Ben Laden fuera «dado de baja» por el comando SEAL en Abbottabad y se creé que al menos dos de ellos participaron en la logística del atentado contra el World Trade Center.
Quizás el más peligroso de todos ellos, y que todavía se encuentra en paradero desconocido y sobre cuya cabeza pende una recompensa de 10 millones de dólares, es Saif al Adel, un ciudadano egipcio.
Con experiencia militar, fue oficial del ejército egipcio, participó en la yihad contra la invasión soviética, y antes de ser uno de los estrategas de Al Qaeda, se fogueó en la Yihad Islámica palestina.
Entre sus «hazañas» se encuentra los atentados del año 1998 contra las legaciones diplomáticas norteamericanas en Tanzania y en Kenia.
Solo en el primer atentado murieron 213 personas y se estima que los heridos llegaron a ser entre tres mil y cuatro mil personas.
Hay quien inclusive la involucra en el derribo de un helicóptero Black Hawk norteamericano en Somalia en el año 1993.
El rey ha muerto, viva el rey

Una vez que Osama Ben Laden fue puesto fuera de la circulación fue Saif al Adel el que pilotó la organización terrorista y tuvo como misión confirmar la lealtad de las organizaciones regionales a Al Qaeda.
Tras un periodo de reflexión la cúpula terrorista eligió como sucesor el septuagenario Ayman al Zawahiri, también de nacionalidad egipcia.
En estos momentos la información de inteligencia sobre Ayman al Zawahiri informa que o bien ha muerto o bien se encuentra muy enfermo por lo que habría delegado la dirección de esa multinacional del terror que aún sigue siendo Al Qaeda.
Un cambio de estrategia

Una pregunta que se hacen muchos analistas occidentales es si Al Qaeda todavía tiene capacidad operativa para organizar un atentado de las dimensiones del que ensombreció al mundo el 11 de septiembre del 2001.
La respuesta mayoritaria es que no, ya que el grupo terrorista que dirigiese Osama Ben Laden se ha especializado en realizar atentados por medio de las franquicias que tiene diseminas por el mundo musulmán.
Una de las franquicias más activas es AQMI, Al Qaeda en el Sahel, que tiene como objeto de sus atentados los soldados franceses que participan en la Operación Barkhane.
Terrorismo en el Sahel

No solo AQMI opera en los países africanos del Sahel, sino que otro de los tentáculos de la organización que crease Ben Laden es el JNIM que lidera el tuareg Iyad Ag Ghaly, enemigo declarado de Francia.
Entre las «virtudes» del JNIM se encuentran que muchos de sus terroristas son tuareg acostumbrados a vivir de manera itinerante entre las fronteras de Mali, Burkina Faso y Níger, lo cual los hace especialmente escurridizos.
Todavía con presencia en Afganistán

Además de la genial idea de las franquicias, lo que permite a Al Qaeda actuar de manera descentralizada, se estima que todavía tiene presencia en algo menos de la mitad de las provincias de Afganistán.
A eso hay que sumar que AQUIS, la franquicia del subcontinente indio tiene su retaguardia en las provincias afganas de Kandahar, Helmand y Nimruz, tres provincias que son limítrofes con Pakistán.
Además, en Siria, la única provincia que aún continúa rebelde al gobierno de Bachar El Asad, Idlib, se encuentra bajo el control de Hayat Tahrir al Sham, una corriente de Al Qaeda que surgió en Mesopotamia.
Paradójicamente el principal rival de Al Qaeda, hoy por hoy, es el ISIS, que lleva a cabo una guerra contra los discípulos de Ben Laden, algo que se ha escenificado en los atentados que se han producido en Kabul mientras las potencias occidentales daban la espantada.
Fuente – EL PAÍS
Imagen – John Cunniff / Maghaarebia / Willy Fink Isaksen / The U.S. Army / Stan Man / Nikias De Bruyn / TM 1972 / Resolute Support Media