
El conflicto ruso – ucranio se ha convertido en una guerra híbrida en la cual, además de la amenaza rusa de que sus militares invadan Ucrania, también se juega la baza de la propaganda y la desinformación, como podemos ver más abajo
Las guerras, en el siglo XXI, si son algo, es que son asimétricas e híbridas. Hay analistas militares que plantean que el último capítulo de cualquier guerra es el enfrentamiento en el campo de batalla.
La desinformación es, pues, un arma más en cualquier conflicto bélico, y en la posible guerra entre Rusia y Ucrania también se utilizan como arma las noticias falsas.
Con ello no queremos decir que todo el caudal informativo que se está produciendo actualmente sobre el conflicto sea falso, pero sí mucho de él, o cuando menos la publicación de noticias interesadas.
La OTAN seguirá expandiéndose

Una de las fake news que se han extendido en la opinión pública es que la OTAN tiene un acuerdo con Rusia para no permitir que países de la antigua Unión Soviética ingresen en la Organización del Atlántico Norte.
No existe ningún documento, publicado o no, en donde se recoja que la OTAN vetaría como miembros a países del antiguo bloque del este, de hecho, la realidad es completamente antitética.
Un documento firmado por la URSS y la OTAN, concurrentemente, establecía, se conoce como Acta Final de Helsinki (1975), la capacidad de cualquier estado para pertenecer a cualquier organismo internacional que desee, incluida las alianzas militares.
Por si eso fuera poco, la Carta de París, del año 1990, una vez que había caído el Muro de Berlín, que todo estado tiene derecho a solventar sus problemas de seguridad de la manera que él decida.
Por último, en el año 1997, Estados Unidos, Rusia y otros países europeos se comprometen a lograr un espacio de seguridad común en Europa dentro de la Organización para la Cooperación y Seguridad Europea (OSCE).
Ucrania, un caso especial

Es cierto que la OTAN siempre ha considerado a Ucrania como un caso especial dentro del tablero de la seguridad europea, tanto por su tamaño como por su frontera común con Rusia y por su arsenal nuclear.
Una vez que se desmoronó la URSS, Ucrania se convirtió en el tercer país del mundo con mayor arsenal nuclear, ya que se quedó con todos los misiles nucleares soviéticos que estaban instalados en su territorio.
En el año 1994 se firma un acuerdo con Estados Unidos, Rusia y Reino Unido en el cual se comprometen a respetar la integridad territorial y la soberanía del país.
En contraprestación, Ucrania se comprometió, y así lo hizo, a deshacerse de todo el armamento nuclear que existía en su territorio, silos nucleares heredados de la Unión Soviética.
De hecho, la OTAN siempre ha tenido a Ucrania en el punto de mira para que forme parte de la alianza, y occidente siempre ha tenido una relación diferenciada con Kiev, cosa que no pasa con la mayoría de los países de la órbita soviética.
Buscar bronca

Es de lo que Rusia acusa a las potencias occidentales y la OTAN, algo que es verdadero hasta cierto punto, aunque estos ataques se han realizado utilizando el soft power.
Rusia interpreta, de manera correcta hasta cierto punto, que la entrada progresiva de países del otro lado del Telón de acero, como Chequia, Eslovaquia, Bulgaria, por citar solo tres, pone en jaque su seguridad nacional.
Los momentos más delicados en la relación diplomática entre Rusia y la OTAN se produjeron en el 2008, en la cumbre de la OTAN que se celebró en Sofía, la capital búlgara.
Allí, en contra de lo que pensaba la UE, George W. Bush declaró públicamente que la OTAN invitaba a Ucrania y Georgia a formar parte de la organización, lo que provocó que en Moscú las sirenas comenzasen a pitar.
Además, en el 2009, la UE inició lo que se ha denominado como partenariado oriental, que no ha sido otra cosa que estrechar los lazos comerciales con Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania.
Respuesta rusa

Ha sido siempre la misma y ahora se repite el guion en Ucrania, donde Rusia ha movilizado 150.000 miembros de sus fuerzas armadas, rodeando las fronteras con Ucrania, en lo que podría terminar en una invasión.
La respuesta, ya en el 2008, del acercamiento occidental a las antiguas repúblicas exsoviéticas fue invadir Georgia; catorce años después todavía hay tropas rusas en Abjasia y Osetia del Sur.
Esos dos territorios están, de facto, anexionados al territorio ruso, y algo parecido pasa en el resto de los países que participan del partenariado de la UE; Rusia se ha anexionado parte de sus territorios.
La consecuencia que ha provocado el anexionismo ruso ha sido que esos antiguos países que formaban parte de la URSS se han rearmado, con unos presupuestos de defensa que son, proporcionalmente, los más altos del mundo.
La pugna con Rusia ha convertido a algunos de esos países en estado fallidos, con un presupuesto monopolizado por el gasto militar, y con unos estados escuálidos.
La falta de estado en esos países ha provocado que en su territorio se hayan avecindado redes de tráfico de todo tipo (blancas, drogas, armas) y se hayan convertido en paraísos fiscales donde se lava dinero de todo el mundo.
El fascismo neonazi gobierna en Ucrania

Es otra de las fake news que se están lanzando en estos momentos, y está basado en que han sido batallones formados por miembros de la extrema derecha los que primero se lanzaron a luchar en la guerra del Donbás.
Al mismo tiempo, fue la derecha nacionalista ucrania la que con más fuerza apoyó las movilizaciones del Maidan, que consiguieron derrocar al presidente prorruso Víktor Yanukóvich.
A pesar de todas estas noticias falsas y cortinas de humo, la realidad es que hoy en día, en el parlamento ucranio no existe ningún diputado de la extrema derecha, y mucho menos ningún partido ultraderechista.
Por si eso fuera poco, muchos de los miembros del establishment ucranio son, empezando por su presidente, de origen judío, a pesar de que algunos personajes, que se consideran como héroes nacionales eran abiertamente nazis.
Es el caso de Stepan Bandera, el fundador de la Organización de Nacionalistas Ucranios (OUN), movimiento que colaboró con los nazis cuando en la II Guerra Mundial invadieron el país en su ofensiva contra Moscú.
A pesar de no ser cierto, acusar al gobierno ucranio de ultraderechista es uno de los argumentos preferidos del Kremlin, y con ello se pretende erigir como defensor de la minoría rusofona en Ucrania.
En cierto modo, los argumentos rusos se parecen mucho a los que esgrimió Hitler para que Alemania se anexionase los Sudetes – actual Chequia – o la invasión de Polonia que marcó el inicio de la II Guerra Mundial.
Donbás, una guerra civil ucrania

Es lo que pretende «vender» el aparato de propaganda ruso, que define el conflicto bélico en Donetsk y Lugansk como un conflicto interno ucranio, cuando es manifiesto el apoyo ruso a los separatistas.
Todo el aparato de propaganda ruso, y en ello participan la mayoría de los medios rusos, llevan años abonando la teoría de que la guerra que ya ha provocado 14.000 muertos solo es parte de la política doméstica en Ucrania.
Inclusive líderes de la rebelión en el Donbás han confesado que actúan y han actuado al dictado de Moscú, y que en los inicios del conflicto comenzaron a ocupar edificios oficiales a partir de que la camarilla de Putin les dio luz verde.
Fuente – EL PAÍS
Imagen – Jesús Corrius / 7th Army Training Command / Mike McBey / DVIDSHUB / Visby Star / UNICEF Ukraine