
Es la nueva táctica de las fuerzas armadas rusas en Ucrania, que después de ver como el ejército ucranio ha parado su guerra relámpago, ha cambiado de táctica y ahora se dedica con su artillería a no dejar piedra sobre piedra en las ciudades ucranias, hostilizando a la población civil
Es una táctica ya ensayada por el ejército ruso en anteriores conflictos en los cuales se ha visto involucrado como en Chechenia y en Siria.
Ahora parece que reproduce el patrón en la invasión de Ucrania, con un grave menoscabo de los derechos humanos de la población civil ucrania, que se convierte en moneda de canje en los escenarios de operaciones.
En los casi dos meses de guerra, las tropas rusas han dejado un reguero de cadáveres en la ciudad de Bucha, muchos de ellos ajusticiados con un tiro en la nuca o en bombardeos de maternidades en Mariúpol.
Chechenia

Una repetición de esa guerra es lo que nos estamos encontrando en la guerra de Ucrania a decir de muchos reporteros de guerra que vivieron las atrocidades que cometió el ejército ruso hace más de 20 años.
Vladimír Putin se estrenó con la segunda guerra de Chechenia nada más llegar al poder en el año 1999, una guerra en donde no tuvo pábulo en hostilizar a la población civil, como hace ahora en Crimea.
Se destruyeron ciudades, se bombardeó a la población civil y también se ejecutó extrajudicialmente a civiles chechenos, cometiendo crímenes de lesa humanidad y vulnerando la convención de Ginebra.
Desgraciadamente la historia se repite en el conflicto ucranio, sin que los llamamientos de la comunidad internacional a respetar las leyes de la guerra estén teniendo ningún eco en el Kremlin.
No dejar piedra sobre piedra

Es el objetivo del alto mando ruso, que en ciudades como Mariúpol ha reducido a escombros la mayor parte de la ciudad.
Utilizando la artillería como principal arma ofensiva y avanzando por cuadrantes, lo que trata la artillería rusa es reducir a escombros toda la ciudad.
Una vez lograda la destrucción total, serán los blindados y la infantería rusos los encargados de acabar con los últimos bastiones de resistencia.
De ese modo, los militares rusos no tienen que pelear ganando palmo a palmo el terreno en lo que sería un combate urbano donde la movilidad del ejército ucranio le podría dar una cierta ventaja.
Al mismo tiempo, castigan a la población civil, que con las ciudades destruidas no puede desarrollar una vida «normal» lo cual acaba afectando a la moral de las tropas y civiles ucranios.
Repetir algo que funciona

Volviendo a Chechenia, actualmente es una república musulmana del Cáucaso que forma parte de la Federación Rusa.
Hace 25 años, aprovechando la implosión de la Unión Soviética, los gobernantes chechenos declararon la independencia de la Federación Rusa.
Debido a ello Boris Yeltsin, el valedor de Vladimír Putin, desencadenó una guerra en aquella lejana república para devolverla al redil, y el ejército ruso sufrió una aplastante derrota ante el ejército irregular checheno.
En cierto modo lo que sucedió allí se está repitiendo en Ucrania: un ejército irregular como el checheno contaba con una tropa muy motivada que solo armada con proyectiles antitanque portátiles rechazó el avance del ejército ruso.
A partir de ese momento, y para ganar la guerra, el ejército ruso decidió martillear Grozni, la capital chechena, con artillería, prácticamente borrándola del mapa.
El martilleo artillero es una táctica militar que ya utilizó, con gran éxito, el Ejército Rojo en la II Guerra Mundial, y consiste básicamente en utilizar la artillería para borrar del mapa el objetivo que se haya indicado, en este caso la ciudad de Mariúpol.
Chechenos indómitos

En el caso de la guerra de Chechenia, los insurrectos, viendo que era imposible pelear con un ejército ruso con amplia superioridad artillera, se retiraron a las montañas de la república que hoy gobierna con mano de hierro Ramzán Kadýrov.
A partir de ahí la táctica del ejército ruso volvió a ser un despropósito: avanzaron hacia las montañas con la intención de acabar con la resistencia, y volvieron a ser derrotados por las unidades irregulares chechenas.
Sin embargo, los chechenos no supieron aprovechar la victoria y se enzarzaron en una lucha intestina entre los diversos clanes chechenos, hecho que fue aprovechado por un gobernante primerizo como era Vladimír Putin.
Casus belli

Para lanzar a sus tropas contra Chechenia, Vladimír Putin argumentó que terroristas chechenos habían lanzado una operación en Daguestán y un atentado contra dos edificios de apartamentos en Moscú.
Son muchos los servicios de inteligencia occidentales que establecen como posible que aquellos atentados fuesen en lo que en la jerga de la desinformación se llaman de «bandera falsa».
Fuesen o no los servicios de inteligencia rusos los que organizaron los atentados, lo cierto es que Vladimír Putin tuvo la excusa perfecta para declarar la guerra a Chechenia.
Mientras se desarrollaba la invasión se documentaron casos en los cuales las unidades militares rusos participaron en limpiezas étnicas y también en cientos de casos de violaciones de mujeres chechenas.
La inmensa suerte que tuvo Vladimír Putin es que la segunda guerra de Chechenia coincidió con el ataque a las Torres Gemelas por parte de Al Qaeda.
El gobernante ruso pudo camuflar la ofensiva militar como una operación contra el yihadismo internacional, y las potencias occidentales miraron hacia otro lado ante los evidentes casos de crímenes contra la humanidad cometidos por Rusia.
Pasarse de frenada

El principal error de Vladimír Putin y sus generales, en el caso de la invasión de Ucrania, es que creyeron que se iban a encontrar enfrente a un ejército de aluvión como era el checheno.
Sin embargo, el ejército ucranio no es el checheno: después de estar combatiendo a los rebeldes rusos de Donbás, se tratan de unas fuerzas armadas que llevan combatiendo en esa guerra desde el 2014.
Además, también casi desde el 2014, reciben entrenamiento y armamento por parte de muchos países de la OTAN, por lo que material y técnicamente es un ejército que como se está viendo, puede contener la invasión rusa.
Además, desde que comenzó la invasión rusa está siendo armado por los países occidentales con armamento de última generación, sobre todo con proyectiles antitanque como puedan ser los Javelin norteamericanos.
Eso está haciendo mucho daño a las tropas rusas, que han puesto como punta de lanza de su ofensiva a sus unidades blindadas que están siendo destrozadas por el fuego del ejército ucranio.
Fuente – EL PAÍS
Imagen – Alireza / Alonso de Mendoza / manhhai / Kurdish struggle / Nickel nitride / 7th Army Training Command