
Es a lo que está abocada la población de las principales ciudades que reciben el ataque ruso, como puedan ser Kiev y Járkov, donde la población civil durante el día intenta llevar lo más parecido a una vida normal y por las noches pernocta en las estaciones de metro
Desde que comenzó la invasión de Ucrania, hace ya 50 días, un buen número de habitantes de las localidades ucranias asediadas han optado por vivir bajo tierra.
En Kiev, la capital, y también en Járkov, los vecinos tienen la posibilidad de pasar la noche en las estaciones del metro, donde el espacio permite que se apiñen cientos de persona, fuera de la capital ya es otro cantar.
En localidades como Mariúpol Lviv, donde no existe metropolitano, los habitantes de esos núcleos urbanos optan por pernoctar en los sótanos de los edificios.
Dese la época soviética están muchos de ellos están habilitados como refugios antiaéreos por lo que la adaptación de esas dependencias ha sido relativamente fácil.
Un paisaje lunar

En Járkov, una de las ciudades que está bajo asedio ruso, el ejército de Vladimír Putin ha optado por la tradición soviética de tierra quemada.
La ciudad está sometida a un bombardeo brutal que ha convertido la localidad ucrania en una sucesión de escombros sin fin, donde antes se erigían edificios y calles.
Járkov muestra hoy un paisaje que bien se podría calificar como lunar, con enormes cráteres producidos por la artillería rusa, y que han dejado el piso lleno de cascotes y de cristales rotos.
Además, los rusos han optado por castigar a la población civil, y bombardean aquellos lugares, como los mercados, donde saben que va a haber concentraciones de civiles.
En la última matanza, se ha contabilizado, en el centro de la ciudad, cinco muertos y más de 20 heridos, tras un bombardeo artillero.
El metro como refugio

Járkov es una ciudad que cuenta con un metropolitano excavado en la tierra, por lo que, desde el desencadenamiento de las hostilidades, muchos vecinos de la ciudad pernoctan en las estaciones.
Cuando se baja a los subterráneos del metro, lo que se encuentra uno es una sucesión de colchones en el suelo de las estaciones, coronados por cientos de sacos de dormir.
Inclusive se pueden encontrar tiendas de campaña en las cuales familias enteras pasan las noches como una manera de aislarse del frio que hace en las profundidades.
Muchos asilados en el metro de Járkov vivían, antes de la invasión, en edificios altos de la ciudad, que fueron los primeros atacados en la que el Kremlin pensaba que iba a ser una campaña relámpago.
También se da el caso de habitantes de la ciudad que hacen vida normal en sus viviendas durante el día, y por la noche acuden al metro para estar a resguardo de los bombardeos de las tropas rusas.
Intentar llevar una vida normal

Que muchos habitantes de Járkov se refugien las estaciones de metro no significa que la vida diurna se haya paralizado.
Son muchos los que durante el día acuden a sus trabajos o colaboran con la defensa civil o directamente con el ejército ucranio, desde cocinando para los soldados hasta manufacturando cócteles molotov.
El voluntariado también se puede hacer bajo tierra, ya que en las estaciones de metro se reparte tres comidas diarias, músicos amenizan las largas horas con actuaciones en directo y hasta hay psicólogos a disposición de los refugiados.
Objetivo militar

Los civiles se han convertido ya, como en otras guerras, en objetivo militar de los soldados rusos, ya que atacarlos hace que baje la moral del ejército y de los civiles ucranios.
Por tanto, ya no se cree a los encargados de prensa del ejército ruso cuando dicen que los bombardeos a civiles son un error.
Además, después de las imágenes de Bucha, donde se encontraron centenares de cadáveres ejecutados con tiros en la nuca, la maquinaria judicial internacional ya acusa a Rusia de crímenes de guerra y contra la humanidad.
De hecho, se espera, que a medida que el ejército ucranio vaya recuperando terreno, aparezcan más civiles ajusticiados y más fosas comunes donde los soldados rusos concentraban los cadáveres de civiles.
La que se podría calificar de limpieza étnica, que el ejército ruso está desarrollando en Ucrania no desmerece en nada a la «solución final» que los nazis idearon para acabar con los judíos en la II Guerra Mundial.
Se resiente la moral

Uno de los distritos de Járkov que ha sido especialmente hostilizado por la artillería rusa es el de Saltivka, donde los edificios derruidos se cuentan por centenares.
En las estaciones de metro de ese distrito el desánimo empieza a calar entre la población civil que allí se refugia.
El tableteo de las ametralladoras y el sonido de los obuses al caer hacen que los habitantes de ese distrito estén en perpetua alerta, y atesten las estaciones de metro ya que subir a la superficie puede ser sinónimo de muerte.
La falta de infraestructuras para poder acoger a la población civil es evidente ya que hay un solo aseo, cuando lo hay, para cientos de refugiados, y de poder darse una ducha, menor ni hablar.
El hacinamiento es tal que hay personas que tienen que dormir, o mejor dicho intentar dormir, en las escaleras mecánicas que bajan a la estación.
La ofensiva sigue

Aunque nadie se esperaba la resistencia que está demostrando el ejército ucranio, los rusos prosiguen con su ofensiva, aunque se han replanteado sus objetivos.
En estos momentos, todo el esfuerzo ruso se centra en hacerse con el control de una franja de terreno ucranio que uniría en un continuo la península de Crimea con el territorio secesionista del Donbás.
De esa manera, las fuerzas armadas rusas abandonan la intención de controlar todo el territorio ucranio, su primer objetivo, al que hubiese seguido el ocupar Kiev para deponer el gobierno de Volodimír Zelenski.
Y mientras tanto, dos países europeos tradicionalmente neutrales, como son Suecia y Finlandia, se piensan muy seriamente pedir su ingreso en la OTAN, alianza de la que ya forma parte, desde hace décadas, Noruega.
La diplomacia rusa ya ha advertido, que en caso de que se produzca ese ingreso, lo considerará casi un casus belli, y que inmediatamente trasladará misiles balísticos armados con ojivas nucleares a la frontera común con Suecia y Finlandia.
Fuente – el diario
Imagen – Андрей Перцев / manhhai / PBKIHX /