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Las sanciones que están afectando a Rusia están siendo aprovechadas por Turquía, que gracias a la emigración de rusos con posibles y a empresas de matriz rusas que se radican en el país, para relanzar su economía y apaciguar la inflación galopante que sufre

Una de las derivadas de la invasión de Ucrania, y de una guerra que ya va por los dos meses, han sido las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea han impuesto a Rusia.

Entre los afectados por las sanciones se encuentran los oligarcas que han hecho dinero grueso al calor del último ocupante del Kremlin, nos referimos a Vladimír Putin.

En estos momentos, muchos de ellos están haciendo imaginativos ejercicios de ingeniería financiera para sortear las sanciones, y una de las soluciones más recurrentes es enviar su dinero a terceros países.

Turquía, tierra prometida

Debido a la mala situación financiera del país que gobierna el Partido de la Justicia y el Desarrollo, Turquía se ha aprestado a acoger la inversión e incluso la presencia de los oligarcas que rodean a Putin.

Lo que ya ha llegado, inclusive antes que su dinero, han sido los yates de muchos oligarcas, que han visto como los navíos de muchos colegas han sido embargados por las autoridades europeas.

Entre esos yates se encuentran el Universe de Dmitri Medvédev, el que fuera presidente de Rusia, el Solaris del dueño del Chelsea, Román Abramóvich y el Sputnik del rey de aluminio Oleg Deripka, por citar solo tres.

Mientras tanto, las autoridades turcas publicitan que están abiertos a cualquier tipo de inversión extranjera, que mejoren la economía del país, que no pasa actualmente por su mejor momento.

Inclusive el ministro turco de exteriores, Mevlüt Çavusoglu, ha anunciado a bombo y platillo que los oligarcas rusos, o cualquier ciudadano de aquel país, tiene las puertas abiertas de los bancos y la economía turcas.

En cuanto a posibles sanciones, el ministerio turco de economía ha anunciado que las únicas que el gobierno de lo que fuera la Sublime Puerta serían las de la Organización de Naciones Unidas.

Sumidos en la inflación

En estos momentos la economía turca sufre una elevada inflación, algunos analistas hablan de hasta el 143%, a lo que se une un enorme déficit por deuda corriente, por lo que la economía turca está hecha unos zorros.

Dos de las válvulas de escape, las exportaciones y el turismo, se están viendo sumamente afectas por la guerra de Ucrania, por lo que muchos fían la recuperación al dinero que pueda llegar del país de las estepas.

La carta que está intentando jugar el gobierno turco es convertir el país en un lugar seguro para que muchos oligarcas o personalidades ligadas al Kremlin traigan al país sus bienes e incluso la matriz de sus empresas.

El sector inmobiliario ya nota la mejora

La afluencia de ciudadanos rusos y muchas veces sus abultadas cuentas corrientes está siendo el nuevo maná del mercado inmobiliario turco.

Son muchas las agencias inmobiliarias en las principales ciudades turcas que llevan tiempo detectando que un amplio número de operaciones, llegando incluso al 70%, tiene como clientes a ciudadanos rusos.

Esta concentración de ventas de propiedades inmobiliarias a ciudadanos rusos se está notando sobre todo en la provincia de Antalya, una de las preferidas por los ciudadanos rusos para pasar sus vacaciones y adquirir segundas residencias.

De hecho, en lo que fuera la antigua Licia, no es extraño que propietarios de vivienda no renueven los contratos para de ese modo poder alquilar más caro a ciudadanos rusos.

Estadísticamente, en el primer trimestre del año las operaciones inmobiliarias que han tenido clientes rusos han supuesto un 60% más que el mismo periodo del ejercicio anterior.

Eso significa en cifras contantes y sonantes, que una de cada doscientas propiedades inmobiliarias vendidas en Turquía ha sido comprado por un ciudadano ruso.

Nacionalidad a cambio de inversión

En las empresas inmobiliarias de alto copete, los clientes rusos suelen invertir un mínimo de 350.000 dólares norteamericanos, muchos de ellos pensando en el programa de nacionalización del gobierno turco.

Inclusive se ha reducido la cantidad de dinero a invertir para lograr la nacionalidad, ya que hasta 2018 era un millón de dólares, pero en las próximas semanas el gobierno bajará ese mínimo hasta los 400.000 dólares norteamericanos.

El proceso es sumamente sencillo y no es ningún calvario administrativo, ya que entre dos y tres meses se accede a la nacionalidad y al pasaporte turco, algo que buscan muchos ciudadanos rusos.

Profesionales y jóvenes

En los últimos tiempos el grueso de la emigración rusa a Turquía está compuesto por jóvenes profesionales, hartos de las sanciones que tienen que sufrir porque a Vladimír Putin se le ocurrió invadir Ucrania.

Con la mayoría de los bancos fuera del sistema internacional de pagos SWIFT, estos jóvenes profesionales tienen graves problemas para transferir sus ahorros en rublos o dólares a entidades bancarias turcas.

Inclusive se encuentran problemas para abrir cuentas bancarias en entidades financieras ubicadas en Turquía, pero de matriz europea, ya que esos bancos no quieren pillarse los dedos con clientes de ciudadanía rusa.

Inclusive, ciudadanos rusos relatan como se han dirigido hasta a 20 entidades financiera en Turquía para abrir una cuenta corriente, y en todas las sucursales les han dado un no por respuesta.

Además, en los pocos bancos que admiten que clientes rusos abran una cuenta corriente les obligan a ingresos, que quedan bloqueados, de hasta 3.000 dólares.

Sortear las dificultades

Son muchos los rusos que para transferir su dinero desde Rusia a Turquía están utilizando diversos métodos de pago electrónico, como es el caso de PayPal, Western Union o incluso utilizando criptomonedas o en metálico.

En Turquía también se están creando empresas por parte de ciudadanos rusos que las utilizan como pantalla para poder seguir haciendo operaciones con la Unión Europea o con Estados Unidos.

De ese modo se sortean las sanciones y el proceso pude ser tremendamente simple: la empresa A, de capital ruso, vende los productos a la empresa B, recién creada en Turquía.

Por último, esa empresa B sigue surtiendo de productos a los clientes de la empresa original A, que sigue siendo de capital ruso.

Pero inclusive empiezan a ser empresas turcas las que encuentran negocio de exportar productos a Europa y Estados Unidos que antes eran surtidos por empresas rusas que están sancionadas.

A rio revuelto, ganancia de pescadores.

Fuente – EL PAÍS

Imagen – Cristano Cani / Jorge Franganillo / Rene MT / Boy from far / Ashley Maceli / Daniel Ramírez

Publicado por Gonzalo Sánchez del Pozo

Sobre todo apasionado: de las letras, de los paisajes, de los lugares insondables, de las historias, de los personajes, de las situaciones, de los mares, de las montañas. Nómada, como cantaba Franco Batiatto, "que busca los ángulos de la tranquilidad, en las nieblas del norte, en los tumultos civilizados, entre los claros oscuros y la monotonía de los días que pasan".

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