
La exministra de Exteriores, Arancha González Laya, fue espiada con el software de intercepción telefónica Pegasus, de la israelí NSO. Las escuchas coincidieron con la crisis migratoria con Marruecos por lo que se infiere que podría haber sido la inteligencia de aquel país la culpable
En plena crisis por las escuchas del CNI a políticos independentistas catalanes, por lo visto donde las dan las toman, y ahora se ha sabido que probablemente el Reino de Marruecos espió a la anterior ministra de Exteriores.
Ahora se ha sabido que el teléfono móvil de Arancha González Laya fue espiado, presuntamente por Marruecos en mayo del 2021, en plena crisis migratoria con el país donde reina Mohamed VI.
Uno de tantos

En estos últimos días también se ha sabido que en esas mismas fechas los teléfonos móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la titular de Defensa, Margarita Robles también fueron espiados.
Era precisamente por aquellas fechas cuándo se estaba desarrollando la crisis migratoria con Marruecos, con un salto masivo de la valla de Ceuta, donde se introdujeron en territorio nacional hasta 10.000 migrantes.
El detonante de la crisis había sido la estancia en un hospital español, para curarse una infección de SARS-CoV-2 de uno de los máximos dirigentes de la República Saharaui Democrática, Brahim Gali.
Aviso del CNI

Fue el Centro Nacional de Inteligencia el que advirtió a González Laya que su teléfono móvil estaba siendo espiado, aunque no ha transcendido si pudo ser por medio del programa Pegasus de la tecnológica israelí NSO.
A diferencia de las escuchas a Pedro Sánchez y Margarita Robles, la intercepción de las comunicaciones de la titular de Exteriores no concluyó en una denuncia judicial como se ha producido ahora.
Cabe recodar que nos encontramos ante un espionaje masivo contra políticos españoles y miembros del gobierno, hecho de la máxima gravedad que no se había producido, que se sepa, hasta ahora.
El primer caso conocido de intercepción de comunicaciones se produjo con el periodista Ignacio Cembrero.
Este se apercibió del espionaje cuando se dio cuenta de que parte de sus conversaciones telefónicas aparecían en varios medios de prensa marroquíes.
Crisis migratoria

Las intercepciones telefónicas coinciden en el tiempo con la más grave crisis migratoria con el país vecino en décadas.
El desencadenante de un masivo salto de la valla de Ceuta, provocado por omisión por las autoridades marroquíes, se produce después de que el gobierno español aloja en un hospital a Brahim Gali.
El mandatario de la RASD es acogido por las autoridades españolas y trasladado a un nosocomio para ser tratado de una grave infección de SARS-CoV-2, de la que fue curado.
De hecho, las autoridades españolas mantuvieron en secreto la llegada de Gali a España y solo la reconocieron cuando varios medios de comunicación españoles se hicieron eco de la noticia.
Eso desencadenó la respuesta de Marruecos, que permitió que casi 10.000 personas saltasen la valla fronteriza con Marruecos en Ceuta, por lo que el gobierno tuvo que movilizar incluso al ejército.
Cliente del NSO

Es sabido que el gobierno marroquí es uno de los clientes de la empresa israelí NSO, cuyo programa de espionaje estrella es Pegasus.
Tal como ha quedado reflejado por la investigación del consorcio Forbidden Stories y Amnistía Internacional, Marruecos ha espiado con Pegasus a cientos de personas.
Entre ellos se encuentran centenares de activistas por los derechos humanos, periodistas y críticos con el régimen de Mohamed VI.
Inclusive se ha confirmado que Marruecos ha llegado a intervenir, con el programa Pegasus, las comunicaciones del presidente de Francia Emmanuel Macron y algunos de sus ministros.
Marruecos investiga en España

Es conocido por las agencias de inteligencia españolas, incluido el CNI, que nuestro país es objeto de especial interés para la inteligencia marroquí.
Entre las causas se encuentra que España fue la potencia colonial, juntamente con Francia, de una buena parte del territorio marroquí y las excelentes relaciones entre el gobierno y el pueblo españoles con el Frente Polisario.
En el caso concreto de González Laya no ha sido la primera vez que es espiada, aunque la vez anterior se supone que por sectores próximos al independentismo catalán.
El independentismo catalán también se supone que estuvo detrás de la intercepción de las comunicaciones que sufrió el anterior titular de la cartera de Justicia, Juan Carlos Campo.
En manos de la Audiencia Nacional

El gobierno y la anterior titular de Exteriores han interpuesto una denuncia ante la Audiencia Nacional, tribunal competente en delitos que hayan sido cometidos contra el Gobierno y sus ministros.
Además, como es preceptivo, ha sido la Abogacía del Estado la que representa al Gobierno en esta demanda judicial.
Todo parece indicar que el pleito será largo debido a que en estos casos de espionaje los autores suelen utilizar pantallas para evitar ser señalados directamente.
Por ello seguramente habrá que librar comisiones judiciales a otros países y pedir la colaboración de otras jurisdicciones lo que hará que el proceso se dilate mucho en el tiempo.
¿Quién levantó la liebre?

Las primeras noticias de espionaje con Pegasus provienen del laboratorio canadiense The Citizen Lab, que ha demostrado que hasta 60 políticos independentistas catalanes habían sido espiados con Pegasus.
Entre los políticos independentistas espiados se encuentran el presidente de la autonomía Pere Aragonés, los expresidentes Quim Torra y Artur Mas, y otros conspicuos cargos públicos como Laura Borrás, Elsa Artadi o Toni Comín.
El programa más dañino

Pegasus, de la israelí NSO, es con mucho el programa de espionaje más dañino que existe en estos momentos a mano de la comunidad de inteligencia.
Desarrollado para interceptar las comunicaciones de smartphones, es capaz de espiar toda la información que se encuentre en su interior, activar sin dejar rastro el micrófono y las cámaras del móvil y hasta «robar» mensajes que han sido borrados.
La historia del caballo alado de NSO se inició en el año 2015, y fue impulsado por el inspector de la policía israelí Roni Alsheij, que anteriormente había ocupado un puesto destacado en el servicio de inteligencia interior, el Shin Bet.
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